30 de diciembre de 2011

Bonetto, un novato en las verificaciones

Lucas Bonetto, el piloto argentino de quads, abrió ayer las tres jornadas de verificaciones administrativas y técnicas en el Rally Dakar 2012. Entre la novedad y la presión ante la inminente salida del rally, el joven oriundo de Ushuaia disfrutó recorriendo este universo aparte.

Ha sido uno de los últimos pilotos en formalizar su participación en la prueba, “Wild Card” mediante. Es, sin embargo, el primero en enfrentarse a las verificaciones administrativas y técnicas. Convocado a las 7h30 de ayer jueves y flanqueado por su padre, todo es nuevo para el competidor más joven de la presente edición (apenas 20 años y tres meses), que se pregunta: “¿Y ahora qué tengo que hacer?”.

Por suerte, siempre hay un buen samaritano dispuesto a ayudar al novato de Ushuaia. En esta ocasión se trata de otro piloto de quads, Luciano Gagliardi, que ha asumido el rol de guía de Lucas Bonetto. Ante ellos, un viaje de varias horas, dos si sale todo rodado. Tres o cuatro horas es lo normal, dicen los más duchos en la materia. Y hasta tres días, en algunos casos, para quienes se presentan muy verdes para la salida.

Las verificaciones son, ante todo, un pequeño libreto verde que contiene multitud de casillas que es preciso rellenar y sellar. En términos administrativos, los pilotos deben obtener 23 validaciones, entre los requisitos médicos, las licencias, el Iritrack, el teléfono satelital, las balizas o los cursos sobre seguridad de asistencia obligatoria que se imparten en distintas salas repartidas en este recorrido en U, donde los pilotos se encuentran y reencuentran con emoción, sobre todo los más asiduos al Dakar.

Y luego, está la parte técnica, donde los participantes deben recabar un total de nuevo sellos. Aunque menos, estas verificaciones también tienen su miga. Lucas, que culminó con relativa facilidad la primera parte de las verificaciones, es también el primero en someter su vehículo a las manos y, sobre todo, la mirada experta de los comisarios. Se verifica absolutamente todo, nada escapa a su control. “¿Ha traído usted un segundo casco?”, le preguntan a Lucas. “No, me lo he dejado en el hotel”, contesta, a lo que le replican “Me temo que debemos verificar su conformidad, de lo contrario no podrá utilizarlo en la carrera”.

Lucas Bonetto negocia con ellos para que le dejen volver con el casco el día siguiente, superando así este primer escollo. A continuación, se marcan los números del cuadro y del motor con un poco de pintura rosa en la parte inferior del motor para evitar cualquier manipulación. Uno de los comisarios exclama sorprendido: “¡Pero si tiene usted el depósito casi vacío!”. Se hace el silencio. “Y no podrá sacar su quad hasta la salida puesto que está en el parque cerrado”. “Llenaremos el depósito justo después de la salida”, afirma Mario Bonetto, su padre, mientras inspecciona visualmente el quad de su hijo. En el picaporte izquierdo, un miniretrovisor.

“Lo encontré en una venta de artículos de segunda mano, me gustó”. El hijo, con las 32 validaciones ya en su haber y el problema del segundo casco y del depósito ya solucionados, mira al frente, con la mirada puesta, como no podría ser de otro modo, en el 1 de enero y en la gran salida.

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